dissabte, 26 d’octubre del 2013

El tren de las moscas


Cada año centenares de miles de emigrantes atraviesan Centroamérica en su éxodo al Norte. Viajan pegados al techo de un tren o entre la herrumbre de los vagones. Recorren miles de kilómetros durante semanas, en condiciones infrahumanas, arriesgando su vida: No hay vuelos para los ilegales, ni futuro... Muchos no llegarán a ninguna parte. Según un informe de Amnistia Internacional, unos 10.000 inmigrantes sin papeles fueron secuestrados por el crimen organizado en el primer semestre de 2009 y 60.000 fueron deportados "voluntariamente", sin que fueran suficientemente informados de sus derechos. Seis de cada diez niñas y mujeres son violadas durante su viaje clandestino desde Centroamérica a EEUU. Otros muchos, sencillamente, desaparecerán anónimamente en una fosa común. Sus familias nunca volverán a saber de ellos. Algunos regresarán al origen de su viaje con terribles mutilaciones, arrollados por la oportunidad de un tren que perdieron. Los pocos que cruzan la fontera son recibidos por “voluntarios” que les persiguen y disparan como si fueran animales… Muchos de esos trenes pasan por la “La Patrona”, un poblado del Municipio de Amatlán de los Reyes, Estado de Veracruz, México. Varias mujeres preparan comida y agua. Paquetitos especiales para ser atrapados al vuelo por los viajeros del tren. Doscientas raciones de ayuda para un sueño, todos los días del año, sin descanso y con una sonrisa en la boca. Las llaman “Las Patronas”: Los mismos emigrantes las bautizaron así por cariño, en agradecimiento a su solidaridad con ellos. Esta es una historia sencilla de mujeres sencillas, que destila auténtica generosidad. Quizás sea por eso que nos emocionamos al ver lo que hacen.

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