dilluns, 9 de juliol del 2012

La rebelión de los productos


Todos los días vosotros, los humanos, nos miráis sin vernos y nos usáis sin daros apenas cuenta. Hoy que contamos con vuestra atención queremos aprovecharla, para deciros que somos cosas, es verdad, pero no cosas sin importancia. Lo vais a ver ahora mismo. porque vuestra existencia y la nuestra transcurren en paralelo, lo que nos pasa, os afecta: compartimos el mismo mundo, entramos y salimos del inventario combinando una y otra vez los mismos elementos, la tierra, el agua, el aire, el fuego...Muchas veces a algunos se os olvida, aceleráis el ritmo y os vais por vuestra cuenta. Esto no es una amenaza ni una queja, es una advertencia, un consejo de amigo. Lo hacemos también por nosotros. Os hemos cogido cariño, no quisiéramos perderos de vista (la Tierra sería muy aburrida sin vosotros), pero cada vez estáis más lejos y sois más descuidados. Nosotros no podemos hacer nada, sólo ver cómo os vais marchando...en fin, si ese es vuestro deseo, adelante. Os echaremos de menos, eso sí, pero el mundo seguirá girando, como siempre, al ritmo que todos podemos seguir; no es culpa nuestra si se os olvida que formáis parte de la misma naturaleza de la que nosotros salimos y en la que nos disolveremos algún día. La diferencia esencial entre vosotros humanos y el resto de las cosas que componen el universo es que nosotros no tenemos tanta prisa por desaparecer.

Escuchadnos un momento, no os cuesta nada y os conviene mucho. Dejemos hablar en primer lugar al tomate.

Como dice la canción 'que culpa tiene el tomate de estar tranquilo en la mata, si viene un humano y lo mete en una lata y lo manda pa Caracas'. Hay tomates que se crían para ser pisto, como un compañero, Ataulfo, y otros como yo, K44, nos crían con el destino de ser ketchup o tomate en lata, los primeros desayunan estiercol y agua, pero yo no tengo habitantes indeseados porque me perfuman con pesticida. Los Ataulfos tienen un cutis más delicado (se arrugan antes), pero tienen un sabor inconfundible, que combinado con aceite y sal, es una auténtica delicia. Los Ataulfos no han recorrido medio planeta como los K44, no han navegado por océanos como yo, pero me dan envidia, tienen muchos amigos en la huerta de Almoradí: berenjenas, pimientos, lechugas, calabacines, alcachofas, incluso cítricos como los limones.
Si en la dieta de los marinos hubieran estado los limones y las naranjas no hubieran conocido el escorbuto. Qué harían los humanos sin nosotros, las naranjas y los amarillos, tan presentes en su día a día, estrujarnos en las casas por las mañanas, con el olor a café y pan tostado... todos los sentidos despiertos, el humano bebe nuestro jugo con mil y una muecas. Pero nos han dejado de exprimir en los hogares de los humanos, ahora venimos en unos envases geométricos, compuestos por plástico, cartón y aluminio, los llaman tetra-bricks, y nuestro compañer@s nos han contado su historia.
El aluminio ha recorrido miles de kilómetros, estaba en el hogar de los Donghari, en la India, humanos que luchaban porque el aluminio siguiera siendo bauxita, para que cultivaran sobre las montañas a las que pertenecía, sin éxito.
El cartón nos da mucha envidia, porque nos recuerda a cuando estábamos en la planta, respirando oxígeno, bebiendo agua.
Y el plástico ha tenido una vida muy difícil y larga de contar, qué fue una especie de caracol marino, y que se quedó enterrado muchísimo tiempo, muy raro todo, el caso es que está preocupado porque dice que los humanos están locos, que piensan que siempre va a estar ahí el petróleo, y que él sabe que queda poco, porque lo utilizan para mover las cosas, y ahí el aluminio, tan lejos de su casa, está muy de acuerdo, que ha viajado y viajado quemando petróleo para llegar a ser envase, y después para llegar al supermercado, y más tarde para llegar a una casa, y le da miedo el momento en que ya no tenga nada dentro, se quede vacío, sin zumo, y acabe quién sabe donde, sin futuro.
Por ahora no se quiere preocupar, un niño, Esteban, nos ha metido en la mochila, y el tetra-brick con nosotr@s vamos de camino a la escuela, sabemos nuestro destino porque vamos acompañados de libretas, libros, un estuche (lleno de lápices, rotuladores, sacapuntas...). La mochila viene también de muy lejos, ha pasado por las manos de un niño que no va la escuela, trabaja doce horas al día, y le dan un dólar y dos cuencos de arroz. Esteban no se ha preguntado la historia de su mochila, la escogió porque es de marca, y sería la envidia de sus amig@s.
El plástico de la mochila hace muy buenas migas con el plástico del tetra-brick, del bolígrafo, de la cremallera del estuche, del portafolios, y de la carpeta.
El libro dialoga con el cartón del tetra-brick, no pueden contarse mucho, porque el libro que lleva Esteban a la escuela, titulado 'La escuela del mundo al revés' está hecho, en parte, de papel reciclado. Todas las cosas de la mochila están muy contentas de saber que hay humanos conscientes, el libro tiene escrito, en la última página, su mochila ecológica (muy distinta a la que lleva Esteban en la espalda). La mochila ecológica es la cantidad de materiales necesarios para el ciclo de vida de un producto, de una cosa, Esteban lleva con el libro dos litros de agua, ¿lo sabrá?
Todas las cosas que escuchan la explicación del libro 'La escuela del mundo al revés' están contentas de que haya humanos sin prisa por consumir y consumir.
El compás dice 'Esta información debería salir en los periódicos de los humanos'.
'En la primera página' comenta la goma de borrar. '¿Y cómo sería el artículo?' dice el estuche.
'Así lo empezaría yo' dice el lápiz, y comienza a garabatear:
'Los humanos tenemos las estanterías llenas de libros. Los leemos, a veces, sólo una vez, y los almacenamos. Libros que se aburren, que quieren ser leídos, que quieren más miradas, pero no son sólo libros, son litros de agua, bidones de petróleo, memorias de árboles con raíces...'
El compás vuelve a tomar la palabra, 'Cosas, ese artículo no interesa, para vender periódicos necesitaríamos una buena imagen, y un buen titular en el artículo que lo acompañara en portada, por ejemplo, “la muñeca Barbie vuelve a estar de moda”, así son los humanos.
Todas las cosas quedan pensativas, si eso pasara... las familias humanas volverían a comprar Barbies, las muñecas perfectas, bellezas de plástico en pequeño que quieren ser imitadas por las adolescentes de carne y hueso.
Y una peonza de madera que escuchaba toda la conversación en silencio decide intervenir: 'Os digo, y he dado muchas muchas vueltas durante mi vida, que la Barbie nunca va sustituir a cosas como yo.'
El resto de cosas ríe, y confía en que los humanos, sin dar tantas vueltas, se revuelvan, y escuchen las palabras silenciosas de la peonza. Se abre la cremallera de la mochila, nos ponemos nerviosos... pero la mano de Esteban persigue otra cosa, un cajetilla de tabaco que hay en un bolsillo pequeño. Doce años y fumando, así son a veces algunos humanos, no cuidan las cosas, ni sus células.
 Texto Performance La Rebelión de los Productos
Trobada Almoradí, Junio 2012

1 comentari:

  1. La temática del blog y, por lo que veo, la del proyecto, es parecida a la de Izquierda Unida. ¿Me equivoco? Jejeje

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